Como siempre se ha fijado la hora de embarque a las 10:30 h.
Como siempre no hay nadie a dicha hora.
Me han prometido el enrole de cuatro tías Güenas que enseñarán pechuga y muslo.
Nada más alejado de la realidad, al final fueron las cuatro parientas de siempre. Y lo de enseñar, mejor que se abstengan para evitarnos traumas.
Taponando la entrada a puerto, como siempre, el Bocinas con su espectacular nao auxiliar de diferentes nombres. A bordo lleva al marinero Muñogo que pugna por saltar cuanto antes a la nao capitana. Mientras, su patrón, no para de arrearle con el remo para evitar su huída.
11:00 h. Pitido de embarque.
Rediós la que se montó.
Todas preguntan y exigen a la vez, saturando la amplia capacidad de entendimiento y paciencia que caracterizan al suscrito patrón.
El nivel de las preguntas es digno de pabellón psiquiátrico. Omito la reproducción de las mismas por respeto al alto nivel lírico que alcanzan los relatos de bitácora.
Las parientas siguen el rito de cascar a cuatro conversaciones paralelas sin desde luego oirse.
La estiba se ha hecho como se ha podido. Cada vez traen más cosas pero menos vituallas, lo cual debe ser objeto de castigo en próximas expediciones.
Tras un somero cacheo a las parientas se les incautó:
A la Carioca: un secador de peluqueria con su asiento orejero junto a 20 revistas de Hola y 30 videos del ex-alcalde de Marbella y la Pantoja;
Al invertido Manolín: una cinta métrica y un pie de rey que aseguraba ser para medir penes, penitos y penazos;
A la Preysler: 13 vales de descuentos, cinco archivadores de facturas de compras de la última semana, y tres camisetas para devolver a la vuelta.
A la Kamata: El robot de cocina Thermomix con sus complementos, la vajilla de 240 piezas, un armario ropero para empotrar con sus tres sacos de porlan. Suerte que no le dejamos hacer el segundo viaje.
11.15 h: Zarpamos y en medio del puerto se ata a la cornamusa de popa la nao auxiliar que ya empieza a molestar.
Suben a bordo el Bocinas y el magullado y peludo Muñogo, que tardíamente comienza su época de muda.
La banda o tripulación exige que volvamos pues echan en falta el gaseado de rigor. Se les instruye que ya no hará falta. No nos creen y siguen protestando mientras salimos por la bocana.
Proa al Noreste para recorrer la costa y primeros acojones de la banda.
Existe un agradable nexo causal entre velocidad/silencio femenino.
Existe un desagradable nexo causal entre velocidad/apretón de vientre del Bocinas.
Ha sido muy fuerte el cambio con la anterior nao. Ahora que vamos a quince nudos les parece una barbaridad sin que tampoco se crean que podamos triplicar la velocidad.
Algo si se parece a la Viki I: que perdemos piezas por el camino, ya veremos como aguantamos la sombrilla la próxima vez.
Sin parar nos dirigimos a cala Bona, entre Tossa y Sant Feliu. Llegamos pronto. Cepillamos la espalda, pecho y cuixa de Muñogo (aún así seguía soltando pelo) y lo mandamos con la auxiliar a coger sitio en el Restaurante ubicado en la dicha recóndita cala.
Con chulería y sobrado de seguridad Suriñogo intenta fondear la embarcación dentro de la cala. Esquivo cabos, esquivo embarcaciones abarloadas, esquivo bañistas, hasta me esquivo a mí mismo en un alarde de pericia. Pero aquello no hay manera de fondearlo si no es a riesgo de dar contra las rocas. Xinea dice que es fácil, desde la auxiliar que sí se puede, vaya, hasta las parientas opinaban donde se debía “aparcar”.
Con gran sentido de la responsabilidad y desoyendo a tan singular grupo de opinantes, se determinó realizar el fondeo en cala Pola, todos protestaron pero cambiaron de opinión cuando se les prometió el aperitivo.
Fondeo correcto e intento de chorizar sitio con boya. Nos advierten que cuidadín que ahí tienen “mu mala leshe”.
La Viki II agarra bien. La carioca se encuentra mareada porque echa de menos su secador de peluquería con sillón orejero. Xinea, con evidente lascivia, se larga con ella con la excusa de preguntar el tema de las boyas.
12:45 h. Hora del aperitivo. No sabemos que elegir de tantas cosas que han traído …
¡¡¡No han traído nada los muy gorrones¡¡¡
Nos tenemos que conformar con una triste lata de olivas picantes que afortunadamente trajo el suscrito patrón. Y aún así no faltaron las quejas acerca de la misma.
Nos rebanamos los sesos para agarrar la nave sin peligro que garree. Xinea que no vuelve. Los dueños de las boyas con bichero en mano predispuestos a defender su sitio.
Notamos piedras que caen del cielo, pero al levantar la vista vemos que es el traidor Xinea que, desde la costa y quitando el puesto al cabrero, arremete a pedradas contra el barco a la vez que retoza con la carioca.
La solución aparece en el fondo en forma de cadena sin boya. Sólo falta alguien que bucee 8 metros. Suriñogo llega a los 30 cm. Muñogo se niega por estar en periodo de muda y tener el tobillo hinchado. Xinea sigue tirando piedras haciendo ver que no oye.
Finalmente, entre eructo y eructo de Juanillo Bocinas le pillamos distraído cuando ya levantaba la pierna con ademán de expulsar gases intestinales. Le empujamos y con el impulso propio de su ventosidad alcanza nada menos que el metro y medio de profundidad.
No hay manera y se empieza a despachar a la gente en la nao auxiliar para que vayan al restaurante cogiendo sitio y exigiendo la paella.
13:45 h. los patrones se quedan sólos y Xinea, en contra de la opinión de Suriñogo, dice que él lo fondea en la cala Bona por cojones.
Por no fondear no puede ni en mar abierto. Lo intenta en todas partes, nos echan de todos los sitios.
En cala Bona vemos a Bocinas encaramado a la roca cual gavina voladora y cogiendo un cabo. Está peleándose con Muñogo que se ha quedado patroneando la auxiliar con remos. Después supimos que Bocinas le pidió un cabo y Muñogo se lo echó sí, pero sin agarrarlo a la barca. Bocinas cada vez con la vena de la frente más hinchada, Muñogo dando vueltas sin rumbo dentro de la cala, Xinea palante y patrás sin aclararse.
Fondear no fondeamos pero el espectáculo deleitó sobremanera al público que, gracias a nosotros y una vez más, pudo observar una atracción marina protagonizada por los miembros de la Viki.
Finalmente agarró la Nave donde predijo Suriñogo (astuto patrón), esto es, en la entrada de la cala.
Cuando se dispusieron los patrones a abandonar la Viki para avituallamiento en tierra, el barco que teníamos a estribor leva anclas a medias y sela lleva a la pendura (término marinero que ni me voy a molestar en explicaros porque tampoco teneis inteligencia para entenderlo).
Se le da bocina del hecho pero si no va borracho poco le falta. Su ancla se enrosca con la nuestra y, en virtud del conocido efecto peonza, nos aborda con su proa por nuestra aleta de babor. Pudimos rechazarlo a bichero por través y empujando su proa, que ya la tenía Suriñogo entre los dientes. Del empujón siguió borneando y su través se puso paralelo al nuestro de estribor. Todo bien excepto que Juanillo Bocinas estaba en medio con el Saratoga.
Como chillaba el cabrón pidiendo auxilio.
Paradoja-Parajoda: él que siempre quiso morir en un sándwich sexual (Tía/Juanillo/Tío) iba a morir en un sándwich náutico (barco/Juanillo/Barco)
Al final le dijimos al inepto de al lado lo que debía a hacer: volver sobre sus pasos, cosa que hizo voluntariamente pero con la inestimable ayuda de varias pedradas que certeramente le lanzamos.
14:30 h. Entre los aplausos de la gente, bajamos a tierra a por la magnifica paella.
El resto de la banda/tripulación no sólo había empezado a comer sino que además avisaron a la sargento O’neall que nuestra parte se la comerían ellos.
No tuvimos cojones de decirle a dicha sargento que habían dos comensales nuevos, pues repartía hostias de cierta entidad a la vez que raspaba con su prominente bigote y barba. Finalmente pudimos comer las sobras, las cuales supieron bien por el bucólico paisaje que nos rodeaba. Juanillo nos ameniza sacando agua de su nariz, le decimos que siga para que no haga otras cosas ni ruídos.
16:00 h. Retozamos en la arena y realizamos una expedición en la auxiliar a las cuevas marinas aledañas donde pudimos comprobar el cultivo del tomate marino.
17:00 h. Orden de zarpar, rumbo suroeste en demanda de alguna cala para celebrar con cava de Muñogo y pastas de Manolín la botadura. Suriñogo le advierte a Xinea que paremos en santa María de Llorell para que no se mareen. Xinea se pasa por el forro mi sugerencia, cosa que luego lamentará.
17:30 h. Fondeo en Cala Forcanera. Baños y subida precitada a bordo: La carioca poteó en protesta por haberle intervenido el secador de peluquería y el sillón orejero. Collejas a Xinea y vuelta a puerto.
18:00 h. Atraque perfecto. Celebración apresurada de la botadura con cava caliente y pastita de Manolín. Huída desbocada de la tripulación, y la barca otra vez sin baldeo, esta vez por falta de tarjeta y exceso de pelo acumulado en cubierta por la muda de Muñogo.
Capitán Suriñogo